miércoles

Hoy

Jugué

Hojas de cristal

La fragilidad tiende a ser tan profusa últimamente.
El cristal llama a la sangre con su tintineo indeleble a los ojos del espíritu. Entonces se pierde la consciencia y parecen remotas las tardes de café y garabatos en algún lugar (de) Bajo el tiempo. Quiero recordar el buen viento que hacía en ese lugar de otoño, pero no puedo y sólo me queda el resabio de caramelo fino que saboreaba de vez en vez antes de atarme al humo. Las manos mentirosas de los juegos; la soledad suele ser buena para guardar secretos. Leía cartas y la tinta era tan dulce en aquellos momentos. Era peligroso sentarse frente al fuego; las pequeñas brujas amenazaban con robar la mirada por largas horas hasta que todo se volviera un sinsentido. Tiempo pasa antes de que el cristal se seque y deje volver a caminar.

viernes

Ya hace tiempo...

Es tarde y volverá el sol y el sueño. Ya hace tiempo que no duermo y no sueño. No he tenido la necesidad, puesto que hay una imagen antes de cerrar los ojos. Es tarde y debería dormir, pero me hacía falta volver a sentir los ladridos de madrugada y los gallos asentir los guiños de luz. Ya es tarde y quiero soñar. Quiero volverme a contar la historia de cómo llegué a la montaña.


La Más Pequeña Montaña

Busqué demasiado el silencio hasta que encontré tu voz

Espinada, quebrada, descobijada y delicada

Viviendo a la sombra de su propia sordera incauta

Reacia de tu propia dulzura

Decidiste callar y sólo delatar tímidos instantes

Cuando mi voz se hartaba de llamar a la tuya

Y reinaba tu mirada calmando el vacío

Lacerando el viento que nos rodeaba

Descifrando lo más sagrado dentro de mí, de la tierra y de tu figura.



Entonces entendí tus ritos de tarde

Difícil secreto de mirada cortada que cubre la miel

Alcancé tu necesidad de arrojarte lejos

Desangrarte en mis manos que son tuyas

Pero rechazabas sin entender mi ofrenda

Negabas mi sacrificio para poder ser tormenta

Te negaste a ser dueña amansada

Preferiste ser ninfa en el bosque

Y yo te pedía Afrodita.



Tiempo después te encadenaste a la palabra

Así pude verte desnuda y selenita

Tenías ojos de fuego en medio del océano

Llena de toda emoción, de cuentos sinceros que dictaba mi tinta

Hallándome igual, dibujado en prohibición de la lengua

No pude decir nada fundamental para el MOMENTO

Tu cuerpo yecto

Conticinio trágico y doloroso de mi alma

No pude evitar que pasara el tiempo

Y todo se volvió un cálido lamento.



Aguda sospecha de gemidos anteriores

No te detallaban a ti misma

Eras duda y eras marea

Sabiéndote mujer efímera

Criatura bella de ensueño y muerte

Cargando tu errores hasta la cima de la más pequeña montaña

Sísifo y Eurídice

En tu piel grabados como tu destino

Sin imaginarte feliz

Ni creerme Orfeo.



Ahora estás remota y sólo me queda la espera

Sangro y lloro arena

Paciente porque debo volver

Y tú estarás a la orilla del charco

Y sabré nadar y hundirme

Regirá sobre mí aquel sentimiento de ternura y necesidad

Lograré herirte en mi propia carne

Entonces tú también serás de arena

Y cada grano será horizonte y música

Y no vendrá el hambre de los leones.


miércoles

¿Qué hace un cigarrillo sin encender debajo de la cama?


Recién despertando a las tres horas y mierda para que llegue la media noche. Otra media noche. Quizás es resplandor incauto al momento en que todos abrimos los ojos. Hoy es miércoles, o no hay café mediocre o será café "de olla" hecho en pocillo a falta de microondas. El radio ayudaría en momentos así, pero hace tiempo me convencí de que es lo mismo siendo diferente. Total, aquí ni hay buena señal. Será por eso que seguimos yendo al templo, a la mera y sus antenas en forma de "t" nos harán escuchar algo en la cabeza. Algo que no haya dicho un borrachín (nótese la intención de menosprecio) que hace lo que quiere con el pueblo ignorante. Quizás no sea en la cabeza donde se tiene que escuchar... más bien en los bolsillos. Sí, se escuchará un eco cavernario por todo el dinero que ya han tomado.
Pura frustración por el cigarrillo tan alejado... quizás sea una pluma. Mejor voy y compro un atado, así la esperanza y frustración quedará para después. Ni idea de por qué esto.

domingo

Ya casi es lunes

Cómo se me antoja que vuelva a ser lunes. Lo malo es que este lunes no será igual que el pasado... quizás sea mejor; quizás sea más caluroso. Espero tener los veinte mares para que me bañen en paz. Aunque hay dudas(,) a la una de la tarde(,) me siento seguro.




1 P.M.


Mira que angustiados los dedos
Los dedos que se pasean por la mesa
Junto al café y el cenicero
Se pasean, se tocan con los tuyos
Juegan a ignorar el camino
Distraídamente toman la cuchara para agitar la taza casi vacía
Se hacen tontos y toman un cerillo y buscan astillas de cera
Raspan en la lija y crean la llama
Se agitan en el aire y luego entierran el cerillo entre las cenizas
Agarran la taza y la llevan a los labios
Está fría la taza
¿Verdad que la mesa no es la correcta?
Qué va, si las bocas hablan de una película mala y a los dedos no les importa un carajo
Están húmedos y llenos de ansia
Por eso arrugan el cigarrillo que va a medias
Los dedos están inquietos y hacen como que arrancan pasto inexistente
O los tuyos que atrapan la cuchara y hacen como su fuera un varita y estuvieras haciendo un hoyito en la tierra
¿Verdad que pareciera más temprano?
Pensar que pasa de la una
Y los dedos tontos que no atinan como prendar a los tuyos
Las uñas golpean la tabla imitando el galopar de los segundos
Se elevan y arañan piel inquieta
Dedos tontos
No saben cómo emboscar a los tuyos
Qué suerte que tus dedos se quieran someter un poco
Pensar que es tan tarde
Los dedos tiemblan pero logran acomodarse para pedir la cuenta
Vuelven triunfantes a tus dedos y los rosan como si dieran un beso
Qué ingenuos…
Bueno que ahora le corresponda a las manos seguir el camino

jueves

El zahorí, la arena y el río

No puedo decir que para mí haya sido el abismo.
Tampoco puedo decir que me ha alcanzado la luz.
No puedo decir que soy un iluminado ni que mi vida se ha perdido o se ha guiado.
Puedo decir que quedará un vacío...
Se recuerda el licor no el vaso.

Quiero dejar ésto en memoria de Álvaro René, compañero en los arcanos que encierran las palabras y con quien me hubiera gustado compartir más. Que te vaya bonito a donde vayas.

No es golpe directo pero si ayuda a marear...

El zahorí, la arena y el río


Mi boca de arena tiene resabios de desierto
Se deshace y se desgarra ante el canto del río
Y con sus mentiras vuelve a saciar la sed de mis ojos.

Una mentira vale más que cien verdades forjadas en llamas azules e insípidas…

Mi boca de arena quiere besar la verdad
Pero no encuentra palabras para conquistarla y sólo desquita su pasión
Con parras calcinadas y efervescentes.

Recuerdos inescrutables de contento y consciencia de estrellas, que todo lo ven y todo lo olvidan.

La cánula incipiente derrama fragancia pulcra y fresca
La fragancia rechaza las flores porque se marchitan y se entregan al solar;
Se entregan desesperadas por volver a ser parte de la cosecha

Mi boca de arena se incendia y quiere beber pecados para calmar la sed
Pero los sorbos son en vano y las gargantas se desgarran en tímido grito incandescente
Que deja libre el camino para que el humo nos sofoque

Escamas de piedra bloquean el río y deja de ser escuchado
Pierde los ojos y se aferra a la fermentación que no le corresponde
Retira los cuerpos cadenciosos y vuelve a ser río estancado
En el que el zahorí perecerá sin saber que el agua es veneno irresistible de la muerte

Si hay esperanza debe ser como el humo, elevarse y desvanecerse hasta ser imperceptible
Porque necesita fundirse con los arcanos y el inconsciente

Besa mi boca de arena y siente como cada párpado agonizante está indeciso entre abrirse y cerrarse

El zahorí mira el suelo y rechaza el horizonte esperanzado en merecer el cielo.

sábado

Las cartas

Jugar a las cartas y apostar es perder la cordura.

Quizás las cartas no sobreviven al calor de tus manos.

Bocanada de reliquia
 
La culpa resuena en los pasos que me siguen y me desgarran
Juega a soñarte y volverte mujer en las sombras

Sólo tus miradas me hacen dar cuenta del páramo que nos rodea y me hacen escarbar en los silencios y muecas de arcilla
Los labios salados entrevén la bocanada de reliquia, tragos de arcilla
Infusiones de un vaho de sangre seca y petrificada en tu piel como tinta de ensueño

La ínfula de memoria de aquel ser extraño e impertinente
Clamo nombres ajenos a ti
Los números remueven la cordura, se apiadan de la noche y se mofan del licor en los dedos

Las cartas no llegan y no se apiadan de mis manos de ceniza
Una voz se escapa de tu garganta de vez en vez sólo para expulsar la incertidumbre del después
Busco paraíso en tus infiernos, quieto, ofuscado y enfurecido ante la penumbra que no espantas
Enterrado en la sal no puedo caminar y no puedo alejarme ni acercarme, ni huir, ni implorar, ni gritar sin escaldar el corazón
Busco paraíso en tus infiernos tan distantes de mis manos y de mis ojos